20 mayo, 2022

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Luchadora social: Mariana Ruenes/ Alianzas y tecnología contra la explotación de mujeres en el contexto urbano.

Nombre de Luchador@ social

Mariana Ruenes

Causa

Alianzas y tecnología contra la explotación de mujeres en el contexto urbano.

Historia

Mariana Ruenes, fundadora y presidenta de la asociación civil Sintrata, es egresada de la licenciatura en Comunicación y Cine por la Universidad Iberoamericana, y realizó estudios de maestría en Derechos Humanos y Acción Humanitaria con especialización en investigación y diplomacia en el Sciences Po de Francia. Ha colaborado en la elaboración de proyectos sociales y estudios sobre temas de violencia de género y desarrollo socioeconómico en México, Francia y la India,además ha representado a nuestro país en foros internacionales de derechos humanos.

 

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Movimiento

En sus primeros años como estudiante universitaria, Mariana Ruenes buscó crear un espacio de estudiantes y académicos para proponer soluciones al problema de la trata de personas. Actualmente la asociación que preside, surgió en la Ibero como:

Un proyecto estudiantil, ha logrado una presencia nacional con la colaboración de importantes empresas, instituciones y organismos aliados, así como de cientos de voluntarios de diversas universidades.

Mariana es ganadora del Premio Ibero-Brémond Compromiso Social 2014 en la categoría de Educación a niñas en situación vulnerable que otorga la Universidad Iberoamericana en colaboración con la Fundación Brémond y el Fondo de Investigación y Cultura Superior, A. C. (FICSAC), en la siguiente conversación, Ruenes se refiere al delito de trata de personas, cuyas víctimas en su mayoría son mujeres, y a la labor que realiza desde su asociación para prevenir y mitigar esta forma moderna de esclavitud. Recientemente fue seleccionada como Ashoka Felloow 2021.

¿Cómo fue tu acercamiento a la problemática de la trata de personas y cuáles fueron tus primeras acciones en este tema?

Cuando estaba estudiando mi primer semestre de la carrera de Comunicación en la Ibero, tuve conocimiento del tema a través de un encuentro con una sobreviviente de explotación sexual que durante cuatro años había sido trasladada por varias ciudades del centro del país. 

Esta mujer, como muchas otras, se encontraba en una situación de vulnerabilidad por problemas económicos y familiares, y fue enganchada al acudir a una falsa oferta de trabajo que encontró por internet. En el momento en el que la conocí su caso estaba en trámite legal, pero todavía no existían las leyes que hoy tenemos en materia de trata de personas; incluso, fue uno de los primeros en ser reconocido como tal. Antes, la trata de personas era catalogada como lenocinio, corrupción de menores o corrupción de autoridades.

Comencé a involucrarme en uno de los primeros refugios de alta seguridad para sobrevivientes mujeres y niñas víctimas de explotación sexual comercial, y busqué documentarme, pero casi no había información, ya que el tema era muy nuevo, no solamente en México sino para el mundo. 

Hay que recordar que en el 2000 la ONU en el Protocolo de Palermo reconoció el delito de trata de personas, pero apenas en 2012 se publicó en nuestro país la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.

Entonces, al darme cuenta de la escasa información y lo poco que se sabía del tema, quise hablar sobre mi nuevo conocimiento de la trata de personas en mi comunidad universitaria. Luego de andar saloneando, con la ayuda de un grupo de profesores organizamos una primera conferencia, y le siguieron muchas más; de pronto ya estábamos teniendo varias conferencias al día, con auditorios llenos, una lista de voluntarios y un movimiento estudiantil. Han pasado unos seis años de eso, pero desde esa primera conferencia hasta ahora, sin interrupción, hemos tenido una presencia importante en la Universidad.

¿Cómo derivaron estas acciones estudiantiles en el surgimiento de Sintrata?

Iniciamos como asociación estudiantil de la Ibero en 2011, en lo que hoy sería CREA (Comunidad de Representantes de Asociaciones Estudiantiles), y en 2012 nos constituimos como asociación civil. Para ello, tuvimos un apoyo fenomenal de toda la comunidad universitaria. Cuando estaba por terminar la carrera, el proyecto había crecido y tenía curiosidad de verlo avanzar. Así, en 2014, llegó un momento en donde había que crecer o desertar. Fue ahí donde recibí un impulso por parte de la Ibero: el Premio Ibero-Brémond-FICSAC al Compromiso Social de Alumnos, el cual contaba con un incentivo económico para continuar con el trabajo. Creo que no me podría haber imaginado que hoy estaría aquí y todo lo que hemos pasado y cambiado. 

Me parece que fue un proceso en el que íbamos respondiendo a lo que se nos presentaba, de lo que comprendíamos del delito. Así es el emprendimiento social: se ponen a prueba soluciones e ideas. Creo que ahora nos sentimos más cerca de tener un impacto medible y sostenible. Actualmente somos seis personas las que nos dedicamos de tiempo completo a Sintrata, todas especializadas en diferentes áreas. Sin embargo, algo que aprendimos trabajando con universidades es conocer todos los recursos que existen en el voluntariado. Contamos también con grupos multidisciplinarios de profesionistas, asesores y estudiantes con quienes ensayamos iniciativas interesantes.

¿Cuáles son los programas y estrategias que llevan a cabo en Sintrata?

Nuestro trabajo hoy se centra en desarrollar estrategias para complicar la logística y desarticular la cultura de la esclavitud moderna: las explotaciones sexuales y laborales en nuestro país. No obstante, para llevar a cabo cualquier acción, primero comprendimos que era necesario tener información mucho más precisa del delito. Ahora algo que nos ocupa es llevar a cabo investigación para entender la logística de la “movedera” de personas, como es conocida de manera informal.

Este enfoque es importante pues nos da una visualización en donde podemos identificar actores clave e infraestructuras que pueden estar siendo utilizadas en el proceso de explotación de personas y, específicamente, de mujeres. Teniendo una idea más clara y vigente de la organización del delito, identificamos a sectores clave en el proceso de explotación de víctimas en el contexto de las ciudades. Sectores como el de los viajes, el turismo y la tecnología, a los cuales nos acercamos para proponer alianzas distintas, dependiendo de la empresa, que nos permitan complicar u obstaculizar la logística de la trata. Buscamos a esos ciudadanos clave en las ciudades, que tienen más probabilidades de identificar un caso potencial. Puede ser el gerente de un hotel, un sobrecargo en un avión o un vendedor de boletos en una terminal de autobuses. Apoyamos a que las empresas relacionadas tengan protocolos internos de reacción y a estos ciudadanos les damos herramientas seguras y efectivas de reacción.

Después viene nuestro trabajo con el gobierno, y específicamente con el Consejo Ciudadano, quienes a través de una Línea Nacional de Denuncia, reciben, estudian y canalizan los reportes ciudadanos a las fiscalías locales. Esta herramienta ha sido muy valiosa, y es el centro de las alianzas intersectoriales que reúnen a lo público, lo privado y a la sociedad civil para tomar acciones que hagan nuestras ciudades más seguras. Recordemos que México es considerado “un paraíso para la explotación de mujeres y menores de edad”, que estamos entre los cinco países del mundo que más atraen turismo de consumo de estos delitos, por el hecho de que es fácil. De ahí viene nuestra idea de complicar la logística, a través de alianzas; esa es una de las formas en la que hoy vemos la prevención.

Con este fin, un ejemplo exitoso de las alianzas que hemos hecho desde el año pasado es el de Uber; una empresa de tecnología con un potencial enorme por el papel y presencia que tiene en las ciudades. Estamos hablando de más de 250 mil socios conductores en el país, es decir, igual número de observadores, que hoy han recibido información y herramientas que les permiten detectar casos potenciales de víctimas y reportarlos al Consejo Ciudadano de forma segura. Además, en este marco, hemos llevado a cabo una campaña nacional presencial en la que hemos visitado diez ciudades, especialmente las de mayor incidencia: Tijuana, Ciudad Juárez, Puebla y Ciudad de México, entre otras.

En el otro aspecto de nuestra visión está la cultura. Para esto, diseñamos espacios de observación y discusión sobre el fenómeno de la trata de personas y sobre las otras problemáticas que se acompañan. Entre ellas, la migración, la pobreza y el género. Muchos de estos espacios, suceden justamente en el contexto de las universidades.

¿Cuál es el panorama de la trata de personas en México, y cómo percibes la respuesta del gobierno para combatirla?

La trata de personas es un delito difícil de cuantificar. Para dar una idea, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dice que existen entre 50 mil y 500 mil casos de víctimas, y una de las últimas cifras son las del Observatorio Nacional Ciudadano.

Observa y estudia

Su método de comunicar a través del vídeo y como generar conversación.

¿Cómo implementó alianzas estratégicas con Uber y Hoteles?

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Fuentes

SINTRATA

IBERO – Mariana Ruenes

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