27 mayo, 2021
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La llamada a la aventura
Hay días en los que recuerdo imágenes de experiencias tan coloridas y vividas que me parecen que pasaron hace algunos años; aunque, sinceramente sé que en esta vida nunca las he vivido. Solo a veces me vienen a la memoria con melancolía imágenes que se activan con sonidos y en algunas ocasiones también con olores o lugares.
Situaciones que me hacen cuestionar de que línea del universo de los átomos que llevo dentro de mí estuvieron en aquellos lugares que me son tan distantes, ajenos y fascinantes a mi realidad actual y que ahora me hacen ser lo que soy en este momento.
Lo más extraño es que ya no solo me sucede en sueños; sino también, cuando estoy despierto me vienen flashazos a la mente, como si se activara algo dentro de mí, casi puedo escuchar la sinapsis de mis neuronas conectando espacios atemporales.
Será que nuestros sentidos sean el secreto para transportarnos a lugares que nunca hemos imaginado, para poder acceder al conocimiento que se encuentra en la conciencia del universo.
Pero bueno, no les he contado que a veces estoy en un lugar que se repite con cierta frecuencia por algunos periodos de tiempo he logrado ver un edificio gris con un corte minimalista, más que un edificio es una pared con forma de un monolito gris de pierda con corte rectangular, todos en aquel lugar visten de manera similar con abrigos de color gris oscuro. Lo que me fascina de esta imagen es la simetría de todo el espacio, las personas, el ritmo con el cual caminan casi por un momento llego a escuchar sus latidos y su andar. Es como si por momentos se detuviera el tiempo y pudiese contemplar cada detalle.
A veces no me gustaría salirme de ese cuadro e imagen que veo en sueños que últimamente me viene a la mente mientras estoy despierto. Es como si quisieran decirme algo, como si quisiera aquel lugar que lo dibujara o que le contara alguien sobre mi experiencia, así que me propuse a escribir a partir de hoy 27 diciembre del 2017, para ver hasta donde me deparara este emprendimiento. Espero encontrar en algún momento ese mensaje que me quiere dar o solamente será que estoy programado para transcribirlo; en algún momento estoy seguro me llevará algún punto de inflexión de mi vida o a encontrar a alguien que me ayude a descifrar.
No lo sé, pero mientras eso sucede llevo escribiendo más de 100 palabras sin parar. Nada más observo mis manos tecleando como si la laptop fuera un piano, puede ser que esta sea mi sinfonía y simplemente no me he dado cuenta.
Es bueno el sentimiento de dejar de pensar y fluir con lo primero que viene a tu mente, creo que es terapéutico, relajante y a la vez un desafío personal porque es como grabar tu voz y ponerle después play para escucharla. Por un momento se te hace tan familiar, pero a veces desearías mejor que fuese otra, esa, a la cual aspiras.
Por cierto, estoy escuchando Hot Thoughts de la banda spoon, ya paré por un momento creo que mi cerebro necesita un sorbo de oxígeno antes de terminar con este primer intento de diario.
Me despido tomando un poco de café para regresar a mis actividades diarias menos surrealistas que estas líneas.
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Lucho @lucholalucha
Luchador social y escritor
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